Este trastorno
de personalidad, considerado uno de los más graves por las dificultades que
causa, se puede considerar un agravamiento de trastornos como el narcisista, el
antisocial y el compulsivo.
El trastorno
paranoide de personalidad se caracteriza por una suspicacia y desconfianza
generalizada y sin motivo de la gente, hipersensibilidad y retraimiento de la
afectividad.
El paranoide
tiene un deseo de estar libre de relaciones personales íntimas en las que
exista una posibilidad de pérdida de poder, de independencia y auto-control.
Son suspicaces,
resentidos y hostiles. Tienden a responder con ira ante cualquier cosa que se
parezca al ridículo, la decepción o el menosprecio. Perciben de forma
desproporcionada la traición y la agresión y esto les lleva a tener muchos
problemas con los demás.
Siempre están
en guardia, listos para cualquier amenaza que puedan percibir. Están en un
permanente estado de alerta, independientemente de que el peligro real exista o
no. No soportan la dependencia ni el control extremo y no confían en nadie.
Acostumbran a
ser provocadores, corrosivos y petulantes con los demás. Irritan a las otras
personas con sus continuas comprobaciones de lealtad y búsqueda de motivaciones
y significados “ocultos”. También tienen resentimiento contra cualquier persona
que triunfe, pensarán que lo han hecho de forma injusta y que a ellos les han
tratado mal. Tienen tendencia a ofenderse fácilmente, ser catastrofistas, hacer
una montaña de una pequeña cosa y ser reivindicativos.
El escepticismo
y la desconfianza afectan tanto a las percepciones como a los conocimientos y
los recuerdos. Se aíslan de los demás y pueden desarrollar delirios de
persecución.
Son fríos,
secos, sin sentido del humor, con tendencia a reaccionar con ira. Sufren de
ansiedad, relacionada con el miedo a ser utilizados por los demás.
Incapaces de
aceptar sus propios errores y debilidades, atribuyen sus deficiencias a los
demás. Ellos se ven a sí mismos como formidables, o, a veces, amargados.
Su forma de ser
aleja a las personas que hay a su alrededor, convirtiéndoles en personas
solitarias, que disponen de demasiado tiempo libre para dedicarse a darle
vueltas a sus teorías de la conspiración.