CATALÀ

Navidad y consumismo

El pasado 30 de noviembre se celebró en Barcelona “the shopping night”, la noche del comercio abierto, por la zona del Pº de Gracia y alrededores. Las tiendas están abiertas toda la noche, hasta las 8 de la mañana.


En una economía como es la nuestra, que se basa en el círculo: consumo-beneficio-producción-consumo, la Navidad es una excusa más para fomentar las compras.

Junto con San Valentín o los días del padre y de la madre, la Navidad parece ir de la mano de los regalos.

Antiguamente, en Catalunya, la tradición decía que después de comer el día de Navidad, se hacía “cagar el tió”, que traía “los postres”: turrones, barquillos, etc.


San Nicolás, o “Santa Claus”, los Reyes Magos de Oriente, el Olentzero de Navarra y muchos otros personajes han traído regalos a los más pequeños ya desde la época romana, en que se celebraban las fiestas en honor a Saturno, durante el mes de diciembre.

Pero hay personas que detestan la Navidad porque dicen que es una fiesta basada sólo en el consumo.
Quizá el hecho de ver solamente esta parte de la Navidad, dejando de lado todas las otras (reuniones familiares, decoración, cantar villancicos, cocinar, etc.) es una visión un tanto “sesgada”.

La Navidad es una fiesta que abarca diferentes aspectos. Podemos disfrutarla con todos nuestros sentidos: escuchar villancicos, recrearnos la vista contemplando pesebres o decoraciones diversas, dejarnos seducir por diferentes olores y aromas (el musgo, el abeto, el caldo de galets), deleitar nuestro paladar con los turrones…

También es una oportunidad para sacar de paseo a nuestro “niño interior” cantando, tocando la pandereta, decorando la casa o volviendo a ver la cabalgata de los reyes.

Y entonces, ¿qué hacemos con los regalos?
Aquí podríamos hablar del hecho de dar y recibir. Para muchas personas es más gratificante hacer un regalo que recibirlo. Pero hay personas que no son capaces de “recibir” un regalo y disfrutar del momento, porque no creen ser merecedores del presente que se les hace. Esto ya formaría parte de un conflicto más profundo.

Si nos gusta “ir de compras”, la Navidad es una ocasión perfecta.
Si somos de los que no nos gusta el consumismo que se respira en estas fechas, tenemos diferentes opciones: desde hablarlo con los más cercanos y reducir el consumo de común acuerdo, hasta hacer regalos “artesanales” (elaborados por nosotros mismos), pasando por comprar en comercios solidarios, ONG, o pequeños comercios de barrio.

Sea  como sea, conviene aprovechar aquellas partes de la Navidad que más nos gusten y disfrutarlas tanto como podamos.

La próxima semana, la creatividad en Navidad.

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