Es una corriente que nace en Viena en los años 20 del siglo pasado, de la mano del psiquiatra Sigmund Freud.
Él propuso un modelo basado en tres niveles de consciencia, (inconsciente, mal nombrado “subconsciente”, preconsciente y consciente). Nuestra parte consciente es mínima. La mayor parte de nuestros actos están guiados por el inconsciente, donde se esconden traumas no resueltos de la infancia, mensajes de los padres y un largo etc., que están reprimidos, es decir, que no tenemos conciencia de ellos.
Hay dos impulsos básicos que nos mueven: el “Eros” o impulso sexual y el “Thanatos” o impulso de muerte (lo que conocemos como instinto de supervivencia). Esto sería la energía que nos mueve.
Para el psicoanálisis todos nuestros problemas son debidos a traumas infantiles no resueltos. Utilizando técnicas como la interpretación de sueños, el análisis de los “lapsus”, se intenta llegar a estos traumas para resolverlos. Antes se usaba el diván, que tantas veces hemos visto en las películas, para acostar al paciente.
El psicoanálisis clásico es un tipo de tratamiento bastante largo, se puede tardar años en completar un análisis y se centra en el pasado de la persona en general y no en un problema concreto del presente. Sirve para indagar en profundidad en nuestro pasado. Hoy en día, hay psicoanalistas que hacen terapias o tratamientos más rápidos: es lo que se llama la psicología dinámica.
Algunas escuelas del psicoanálisis actual son la de Lacan, la de Jung o la de Melanie Klein.
Durante el psicoanálisis, el paciente habla y es el psicoanalista el que interpreta.
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