CATALÀ

Freud y el psicoanálisis (1)


El psiquiatra más famoso de la historia nació en Moravia, República Checa, en 1856. Médico neurólogo, se fue a París a aprender la técnica de la hipnosis, con la que trabajaba Charcot en un hospital psiquiátrico. De regreso a Viena, comenzó a estudiar la histeria y las neurosis.

Fue el creador del concepto de inconsciente, que es la parte oculta de nuestra mente. Nuestros pensamientos serían como una especie de iceberg, donde la parte visible, la más pequeña, sería nuestra parte consciente. La parte mayor es el inconsciente, donde se esconde gran cantidad de material reprimido. Cuando hablamos, actuamos, etc., lo hacemos condicionados por ese gran inconsciente al que cuesta acceder. Freud creó varias técnicas para poder dilucidar el contenido de esa gran parte oscura de nuestra mente: el análisis de los sueños, los lapsus, la asociación de ideas y la propia hipnosis fueron utilizadas por Freud para acceder a lo más recóndito de nuestra mente. Entre el inconsciente y la parte consciente, existe una especie de frontera, el pre-consciente, que deja pasar en parte ese material desconocido, camuflado en forma de sueños que parecen carecer de sentido. A través de su análisis podemos descubrir qué estamos reprimiendo allí.


Freud también elaboró una teoría sobre la sexualidad infantil, que le valió innumerables críticas y rechazos de toda la comunidad científica de la época. Para él, la finalidad del ser humano es la búsqueda del placer. Los humanos nos movemos por dos impulsos básicos, Eros (impulso sexual) y Thanatos (el miedo a la muerte). El niño, desde que nace, pasa por una serie de etapas en las que centra su atención y la búsqueda del placer en una parte del cuerpo. Desde el nacimiento hasta los 2 años aproximadamente, la etapa oral centra la atención del niño en la boca: se relaciona con el mundo a través de la boca, mamando, aprendiendo a morder, chupar, etc. Por todos es sabido la afición de los bebés a llevarse cualquier objeto a la boca. La siguiente etapa, llamada etapa anal, coincide con la época en que se aprende a controlar los esfínteres. Está relacionada con el concepto de suciedad-limpieza, entre otros. De ahí pasamos a la etapa fálica, en la que el niño y la niña se centran en el descubrimiento de los órganos genitales. Esta etapa coincide con el Complejo de Edipo y Electra, también definidos por Freud. Superadas estas etapas, el niño entra en lo que se conoce como periodo de latencia, que dura toda la infancia, periodo en el cual deja de centrar su atención en el propio cuerpo para centrarla hacia afuera: se interesa por su entorno, por la naturaleza, etc. hasta alcanzar la madurez sexual: la etapa genital durará toda la edad adulta y se centra en la búsqueda del placer a través de la sexualidad.

El complejo de Edipo, explicado a “grosso modo”, consiste en que el niño se enamora de la madre, quiere “casarse con ella”. Pero tiene un rival, más fuerte, que es el padre. El conflicto se resuelve cuando el niño se identifica con el padre y decide imitarle: si me parezco a mi papá, mi mamá que va a querer. El complejo de Electra es el equivalente en las niñas: se enamoran del padre y se identifican con la madre.

Es muy interesante la película “Freud”, de John Houston, 1962, que nos aproxima a la figura de este interesantísimo personaje de la historia.

No hay comentarios :

Publicar un comentario