Como cada año
por estas fechas, hablamos del síndrome post-vacacional. Es ese periodo de
adaptación que necesitamos para volver a nuestra rutina, a la vida cotidiana.
Es normal que durante unos días estemos desconectados, como ausentes... es
conveniente respetar este ritmo y tomarlo con calma. En unos días, volveremos a
ser los mismos de antes.
Igual que,
cuando empezamos las vacaciones, tuvimos que desconectar y, sobre todo,
desacelerar el ritmo al que estábamos acostumbrados, y esto nos costó unos
días, ahora nos enfrentamos nuevamente a un cambio de ritmo, de horario, de
tareas... Necesitaremos también unos días para coger el ritmo.
Esta situación
provoca malestar, que puede ser de leve a moderado. Los últimos años, este
proceso ha sido denominado síndrome post-vacacional. Si bien no se trata
de un trastorno patológico, sí es cierto que causa diversos síntomas como son:
debilidad generalizada y astenia (pocas fuerzas), puede aparecer insomnio que
ocasionará que durante el día tengamos sueño, tenemos menos capacidad de
decisión, estamos más lentos, nuestro razonamiento está más “pesado”, nos
cuesta concentrarnos, nuestra tolerancia al trabajo también disminuye. Nos
cuesta organizarnos, se nos acumulan las tareas. Sensación de desidia y tedio.
En los casos más graves aparece una sensación de angustia vital que puede
llegar a bloquearnos. También hay personas que reaccionan con mal humor,
incluso con agresividad, pero generalmente se parece más a un cuadro depresivo.
Si hemos podido
descansar y desconectar durante las vacaciones, volveremos al trabajo con más
facilidad que si hemos pasado unos días agotadores o estresantes. También, la
satisfacción o insatisfacción general que tenemos hacia nuestro trabajo,
influirá en nuestro estado de ánimo cuando tengamos que volver.
¿Qué podemos
hacer para que el retorno al trabajo nos sea más fácil?
Un retorno
progresivo a los horarios normales será mejor que volver de golpe. Unos días
antes de volver, es preferible que vayamos poco a poco dejando la nocturnidad y
adaptándonos al horario laboral.
Guardarse algunos días de vacaciones para más
adelante, hará que no tengamos la sensación de que faltan 11 meses para las
próximas vacaciones y se nos hará más ligera la vuelta al trabajo.
Si cuando volvemos tenemos mucho trabajo
acumulado, intentemos organizarnos y priorizar para no agobiarnos. Hagamos
listas, ordenemos las tareas por urgentes e importantes. (No siempre las más
urgentes son las más importantes). Y no queramos hacerlo todo de golpe. Poco a
poco iremos resolviéndolo todo.
Pensemos que el regreso de las vacaciones
comporta un proceso de adaptación necesario cuando se entra nuevamente en
contacto con la vida activa. Y como todo proceso de adaptación necesita su
tiempo y paciencia.
Telf.:
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