¿Dónde nos paramos?
En los artículos anteriores veíamos cómo seguimos una
serie de fases a la hora de resolver problemas, y cómo, de acuerdo con nuestro
estilo de personalidad, acostumbramos a quedarnos parados en una de las fases
de resolución, sea cual sea el problema a resolver.
Hemos visto las fases de sensación, identificación del
problema, toma de conciencia, búsqueda de soluciones y energetización. La
siguiente fase es el contacto con el
problema para resolverlo. Llega la hora de la verdad. Muchas personas pospondrán
este momento con infinidad de excusas. Si las fases anteriores están bien
hechas, esta no tendría que ser tan difícil: si no somos capaces de
enfrentarnos al problema, tal vez debamos revisar las fases anteriores. Quizás
no estemos convencidos de la solución elegida, o nos falta la energía
necesaria. Muchas personas tienen la idea “mágica”, de que “no haciendo nada”
las cosas se solucionan solas, más tarde o más temprano. En la mayoría de los
casos, esto no son más que excusas para no enfrentarse y resolver el problema.
Las personas muy dependientes esperan que sea otro quien lo solucione. Las
personas con una tendencia obsesiva, se quedarán dándole mil vueltas a la
solución, dudando de que sea la correcta.
Cuando nos enfrentamos al problema y lo resolvemos,
vienen las fases de relajamiento y
relajación. Son dos fases: la primera comporta la satisfacción de haberlo
conseguido. Quizás haya que hacer una celebración, si la ocasión lo merece, y
tomar un tiempo para despedirse de la situación pasada y desconectar del
problema. Algunas personas no son capaces de desconectar y seguirán dándole
vueltas, pensando que tal vez no se ha resuelto, o puede que hubiese otra opción
mejor. Otras personas no se permiten disfrutar de la vida. Estas personas no
podrán relajarse y disfrutar de lo que han conseguido.
Finalmente viene la fase de relajación, en la cual, ya hemos dejado atrás el problema y la
situación pasada. Es lo que se llama “vacío fértil”, un espacio donde surgirá,
pasado un tiempo, una nueva inquietud, que dará lugar a un nuevo cambio. La
vida es una evolución constante, hay cambios debidos a la propia maduración y
cambios elegidos por muchos motivos: porque ya no nos llena nuestra forma de
vida, porque no estamos a gusto, porque queremos alguna cosa mejor, porque
queremos crecer y evolucionar.
¿Qué pasa cuando tenemos muchos problemas a la vez? Las
personas tenemos la capacidad de enfrentarnos como mucho a 3 problemas
importantes a vez: 3 problemas a la vez causan un estrés importante, que no
todo el mundo es capaz de soportar. Más de 3 problemas, nos desbordan a todos.
Cuando esto pasa, se recomienda afrontarlos uno a uno, y posponer los otros.
Por ejemplo, nos podemos encontrar en plena fase de ruptura con la pareja,
tener que buscar piso y hacer un traslado y buscar trabajo. Son tres
situaciones estresantes. Si en aquel momento nos comunican que tenemos a un
familiar con una enfermedad grave, nos desbordaremos. Tendremos que elegir y
priorizar. Y tendremos que posponer alguna de las decisiones importantes.
No hay comentarios :
Publicar un comentario