En este tipo de
personalidad el individuo se caracteriza por ser solitario, incluso aislado, y
además busca ese aislamiento de forma activa, intencionada. Su conducta
aparente es de alerta, son personas tímidas, con aspecto preocupado, tienen una
inquietud interior constante y se perciben a sí mismas como solitarias.
Cuando sus
rasgos personales se agudizan, puede aparecer el trastorno de personalidad por
evitación: a diferencia de otros tipos de personas que están a gusto estando
solas, los evitativos, en el fondo, desearían tener amigos y una vida social
más “normal”, pero tienen enormes dificultades para relacionarse con los demás.
Sufren a causa de su aislamiento pero no saben cómo solucionarlo.
Son personas
extremadamente sensibles, que tienen un enorme temor al rechazo y a sentirse
humilladas. La vergüenza es su principal sentimiento. A pesar de su deseo de
relacionarse con los demás, su pobre autoestima y el miedo a la humillación y
el rechazo les hace rehuir y evitar el contacto con los demás.
Su aspecto
externo es tímido y cauteloso. Pueden parecer fríos y lejanos a los extraños,
pero los que les conocen mejor, saben que son sensibles, desconfiados y
evasivos.
Tienen un
discurso lento y parco en palabras. Cuando se sienten amenazados por su miedo
al rechazo se vuelven ansiosos y parecen dubitativos, confusos e inseguros.
Suelen ser poco
activos, aunque en situaciones estresantes sus movimientos se pueden volver
bruscos y nerviosos.
Están en
constante alerta, y examinan cautelosamente el ambiente, anticipándose a
cualquier señal que les pueda indicar rechazo o ridículo. Son extremadamente
sensibles a cualquier señal, que con frecuencia interpretan de forma errónea: cualquier
mala cara o respuesta ligeramente seca por parte de alguien, será
malinterpretada como un rechazo, y consecuentemente se alejarán.
No suelen
confiar en los demás, no tienen amigos y no suelen tener relaciones de
intimidad con nadie. A consecuencia de ello, sufren y se sienten solos y
rechazados. Pueden compensar su vacío creándose fantasías, escribiendo, creando
música, pintando, etc.
Cuando se ven
obligados a interaccionar con los demás, por ejemplo debido a su trabajo,
tienen poca confianza en sí mismos y pueden cometer errores debido a su
nerviosismo, ansiedad e inseguridad.
Muchas veces
ese estado crónico de tensión y angustia “atrae” a los individuos
perseguidores, que se reirán de ellos, agravando así sus sentimientos de
rechazo y humillación.
Generalmente,
en su infancia, han sufrido el rechazo de sus propios padres, debido a
problemas graves de éstos (alcoholismo, marginación social) o a estilos de
personalidad similares. Ese rechazo por parte de las figuras que deben aceptar
y dar el amor de forma incondicional, provoca una inseguridad y auto-rechazo
crónicos.
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